tres últimos años de fanatismo institucional, mientras la deuda de familias y empresas ha ido disminuyendo progresivamente ... la del Estado ...se ha incrementado un 27 % el tecer trimestre de 2010.A mi familia nos llegó la crisis económica de 2008 algo desprevenidos, confiados en mejorar nuestro nivel económico y metidos en gastos financiados en parte con créditos bancarios, algo bastante usual en aqullos dias de euforia.
Por aquél entonces la contrucción dejó de invertir en compra de nuevos terrenos para edificar. Las empresas con menos recursos dejaron de prorrogar contratos de trabajo. Otras mejor situadas económicamente se las vieron para continuar pagando los salarios.
Hacía un par de años que la industria textil se resentía debido a la competencia que la globalización imponía, nuestros productos eran cada vez menos competeitivos puesto que nuestros salarios dejaron de rivalizar con los asiáticos: se compraba materias primas al mismo precio en todo el mundo pero la energía, los jornales y las tasas sociales estaban por encima del nivel de competencia del producto acabado.
Así las cosas, el incremento del paro fué imparable. Lo primero que se plantearon las empresas fué disminuir gastos progresivamente para mantenerse en el mercado titubeante, a la vez que los trabajadores se mantenían expectantes en los gastos domésticos, precavidos los que aún se mantenían en su trabajo, pero por necesidad los que ya estaban en el paro. Fué entonces cuando las empresas de servicios vieron disminuir sus ventas: alimentación, textiles y calzado, profesionales, automóviles, transporte, electricidad, fontanería, cualquier actividad que encabezada por un autónomo tiene que resistir en base a la disminución del gasto corriente y en tantos casos al despido obligatorio para seguir subsistiendo.
Durante tres durísimos años hemos asistido a toda esta representación que los individuos-actores hemos interpretado sin improvisación, más bién dirigidos por responsables de la economía nacional que fingían unos presupuestos basados en ingresos que nunca llegaban a cubrirse, nos decían que la crisis era fantasía de especuladores y se empeñaban en presentar una comedia allá donde los actores sufríamos los avatares de todo un proceso trágico.
En estos tres últimos años de fanatismo institucional, mientras la deuda de familias y empresas ha ido disminuyendo progresivamente nos hemos enterado que la del Estado (gobiernos central, autonómicos, ayuntamientos y empresa pública) no sólo no disminuye sino que la deuda periférica se ha incrementado un 27 % el tecer trimestre de 2010.
Me vienen a la memoria todos los calificativos contra la decencia. Los españoles nos merecemos otros políticos.
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