Los políticos con discursos populistas quieren llevarnos colectivamente a su ficticio territorio de escenarios y suposiciones, alejarnos de nuestra radical realidad, la responsabilidad de nuestras acciones, y conducirnos hacia sistemas de protección "de la cuna a la tumba".
Es preocupante la deriva que está tomando el líder de la oposición en Ontinyent, Jorge Rodríguez, hacia la política populista tan común en los representantes vacíos de proyecto generador de esperanzas. Se ha convertido en discípulo obediente de Lina Insa en el discurso dirigido a captar a los desmemoriados y fieles, ansiosos por conquistar mejores cuotas de bienestar.
Recurre Jorge,en un artículo del Periodic d'Ontinyent de hoy sábado 17, a términología evocadora de sensaciones: "Ontinyent es un sentimiento, una manera de vivir y entender el mundo". No es cierto. Un colectivo no entiende, ni piensa, ni decide. Los colectivos lo formamos personas, entes vivos que pensamos, sentimos y decidimos, cada cual a su manera, guiados por intereses más bien divergentes. Su apelación al pueblo como fuente de poder, recurrir a determinados colectivos como los verdaderos portadores del bién frente a sus opositores, ensalzar "lo que dicen algunos" de la calle para deslegitimar a su adversario, son los postulados donde pretende erigir un ideario sin contenido y dicharachero, muy similar a las intervenciones de la alcaldesa en los plenos, tan criticados por Jorge Rodríguez.
El vocabulario colectivista utilizado interfiere en la vida y en los planes de los individuos, convierten a la democracia en un sistema de búsqueda de rentas, se ocupan sólo de las mayorias olvidando la esencia de la democracia, cual es el respeto a las minorías, a los individuos.
Hablando de colectivos hacen creer que estos son portadores de derechos, y así nos lo transmiten cuando lo que aquellos demandan son necesidades y en tantas ocasiones, sólo caprichos.
Las personas somos los únicos portadores de derechos. Nosotros pensamos, decidimos y actuamos. Los políticos con discursos populistas quieren llevarnos colectivamente a su ficticio territorio de escenarios y suposiciones, alejarnos de nuestra radical realidad, la responsabilidad de nuestras acciones, y conducirnos hacia sistemas de protección "de la cuna a la tumba".
2 comentarios:
He tenido la oportunidad de leer el artículo de Jorge Rodríguez en el Periòdic d'Ontinyent y me parece una exageració, una caricatura lo que usted hace este escrito. Comparar lo que evoca este artículo con Perón o con el populismo resulta tendencioso, por cuanto que si hiciéramos caso a lo que nos dice, no existirían las figuras retóricas que enriquecen el lenguaje y todo quedaría resumido a un estilo administrativo y burocrático carente de toda emotividad. Porque resulta que esto mismo, los sentimientos y nuestra forma de transmitirlos, de hacernos cargo de lo que le sucede al otro, es un rasgo que nos diferencia de los animales. Le sugeriría que colgara el artículo que menciona y así la gente que no tiene la oportunidad de leerlo podría discutir sobre el mismo. Gracias por su atencíón.
La figura retórica es un modo de enriquecer el lenguaje, como lo es la apoyatura poética con rima o sin ella, o evocar ambientes paralelos más o menos bucólicos, etc. En política convencen propuestas basadas en futuros posibles. Ontinyent no es un ente pensante ni la retórica en sí misma expresa realidades ni proyectos.
Perón, Chavez, etc son o fueron populistas en cuanto mandatarios, no es el caso de Jorge, pero sí el uso retórico, vacío de realidad política en su discurso del artículo citado.
Los animales también tienen sentimientos, nos diferenciamos en que aprendemos, conocemos y razonamos. Los sentimientos no son parte de nuestra inteligencia. Su manipulación sí.
Ocupa bastante transcribir todo el artículo de Jorge y no es esa mi intención. Si el Periodic tuviera edición digital lo hubiese linkado.
Gracias anónimo por intervenir.
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