El gobierno sigue sin mover ficha. Abarata el despido cuando lo que hace falta es facilitar la contratación.Ontinyent, ciudad eminentemente agrícola que fué en el pasado reciente, abandonó los aperos para cambiar el esfuerzo sujeto a los avatares del mercado por la seguridad del salario fijo de la industria textil.
Tuvo un crecimiento constante. Muy positivo fué cuando todo el mundo trabajaba, se enriquecía y mejoraba las condiciones de vida. Algunos reveses globales como las 2 ó 3 crisis del petróleo en los años setenta y ochenta del s. XX, la financiera de los noventa y la burbuja tecnológica de principios del s. XXI afectaron nuestra economía y, si bién es cierto que se recuperaron al 100 %, seguimos tirando sin apenas recibir sustos duraderos.
En todo aquél tiempo de subidones económicos nadie se ocupó de que nuestras estructuras económicas y de trabajo venían de un régimen político autoritario que había que recomponer. Las espectaculares subidas del precio del petróleo hizo que los mercados dependientes fuesen menos competitivos. Paises con energías procedentes del carbón, hidráulica y nuclear sufrieron menos las embestidas de los precios.
La burbuja financiera y la tecnológica no llegó a afectarnos en exceso porque los niveles de crecimiento del pais eran altos. Pero también sufrimos aquellos ramalazos en forma de paro y cierre de empresas.
La crisis financiera global que se inició en 2007 y la burbuja inmobiliaria española de 2008 ha precipitado al abismo nuestra economía.
En estos 40 años de tropiezos y recuperaciones ha subido el precio de la energía en más de un mil por cién, así como los de las materias que se obtienen del petróleo (plásticos y textiles) y el transporte, han aumentado los impuestos sobre el consumo y el trabajo, es decir hemos perdido competitividad porque nuestra productividad ha disminuido en relación a paises de nuestro entorno económico.
Y mientras tanto el gobierno sigue sin mover ficha. Bueno, le han obligado a mover alguna, pero ZP se ha equivocado de pieza: abarata el despido cuando lo que hace falta es facilitar la contratación.
No nos merecemos políticos a lo Zapatero, ensimismado en políticas sociales subvencionadas, en favorecer fuentes de energía irrelevantes y no rentables y abandonar la promoción del carbón y la energía atómica. Como tampoco se han ganado la confianza los sindicatos UGT y CCOO nutridos por crecientes subvenciones del gobierno ZP y hacinando su caverna con propósito de perdurar los sindicatos como correa de transmisión del hastiado poder.
Ni los sindicatos ni Zapatero conseguirán inmovilizar mañana Ontinyent: ya está demasiado parada.