lunes, 20 de septiembre de 2010

No a la huelga 29 S

  
Nadie cree, excepto los liberados sindicales y doctrinarios al uso, que los sindicatos mejoran las perspectivas de empleo con salarios elevados.
 Todavía hay gente, sindicalistas y políticos de izquierda principalmente, que presentan a los sindicatos como instituciones libres. Lo fueron cuando luchaban por la libertad de asociación y se ganaron el apoyo de amplios sectores sociales - el caso CCOO fué ejemplar en el tardofranquismo-. Desgraciadamente conservaron apoyos de socialistas y conservadores ingénuos después de haberse convertido en la única institución privilegiada con licencia para conservar la fuerza sin ley. Su actual poder se basa en la coacción que ejercen sobre otros trabajadores que con amenazas de utilizar la violencia, disuaden de ofrecer su trabajo en las condiciones que los mismos sindicatos han acordado en el convenio.
La acción sindical consiste en monopolizar el proceso que equilibra la oferta y la demanda de la actividad económica y suspenderlo. De esta manera el uso de la fuerza por parte de los sindicatos para determinar una estructura de salarios que otros grupos menores consideran alcanzable, llega a convertirse en el principal obstáculo para alcanzar un nivel de empleo elevado y estable.
Nadie cree, excepto los liberados sindicales y doctrinarios al uso, que los sindicatos mejoran las perspectivas de empleo con salarios elevados. Hoy en España esa es la causa principal del paro y de la disminución del nivel de vida de la clase obrera.
España es un país con fuerte déficit de la balanza comercial por cuenta corriente, es decir el coste de nuestras importanciones es mayor que el de las exportaciones. Eso quiere decir que nuestra subsistencia depende del comercio internacional, y el empeño de proteger los salarios contra las fuerzas del mercado tiene como consecuencia el aumento del paro. Por tanto urge ser competitivos para vender los bienes y servicios que producimos, para lo cual es imprescindible bajar los salarios reales.
El gobierno socialista Zapatero, en contra de sus principios, presionado por la Comisión Europea y el gobierno Obama, abandonó su fé para no perder la silla -bajada de pantalones, en puro argot-, es decir, está disminuyendo el gasto público, aunque insuficiente, a base de los más débiles. También ha retraido el presupuesto de inversiones en infraestructuras, lo cual traerá retraso respecto a otros paises de nuestra competencia.
Pero lo urgente es que se libere el contrato laboral para que las empresas y los trabajadores reanuden la actividad más necesitada, la económica, por encima, sí, de la sindical, hoy por hoy desprestigiada, doctrinaria, subvencionada y privilegiada.
Para los sindicatos sólo existen derechos sociales y laborales, como dice Manuela Pascual, Secretaria de CCOO Comarques Centrals, pero olvida los verdaderos derechos funtamentales del individuo en materia de trabajo que son el de libertad de elección, libertad de acudir al trabajo, derecho a la no agresión y el derecho a firmar contratos líbremente.
Yo creo que la verdadera fuerza sindical radica en los liberados, mantenidos a base de subvención por los gobiernos democráticos, atenazados ante las amenazas de huelga. Esos gobiernos han conseguido hacer de los sindicatos el único poder fáctico no democrático que queda en España. Si nuestro gobierno tiene voluntad de garantizar la libertad y la seguridad de los trabajadores la huelga creo que fracasará. Pero su estabilidad también depende de las dos centrales sindicales mayoritarias.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me siento algo defraudado. En todo su discurso no habla d la responsabilidad de la Generalitat. Me habría gustado q fuera el contrapunto a la politica d zp. Pero es q la hace buena. Difame un gobierno del entorno q haya acertado estos años. El d Valencia, repito, hace bueno a zp. I encima con corrupción.

Mime dijo...

Siento defraudarle, anónimo, pero las ideas están para contrastarlas. Mi pensamiento acerca del trabajo está fundamentado en el principio de libertad de contrato entre el que ofrece su servicio (trabajador) y el que lo necesita y contrata (empresario) sin intervención sindical (convenios colectivos) ni del gobierno (seguridad social,etc). El sistema que tenemos en España data del estado social-franquista que nos lo impuso y que en democracia no ha hecho más que empeorar las condiciones de los actores a favor del estado.
Todo lo comentado es responsabilidad exclusiva del gobierno de España. Las autonomías no tienen competencias en el mundo del trabajo, ni de la economía. El vendaje zapateril les impide ver más allá de los primeros árboles, pero allí existe un profundo y oscuro bosque -la economía- donde el gobierno sólo acierta dando palos al aire. No tengo simpatía por ese personaje ZP, incapaz de arbitrar una política que nos desligue de los impedimentos para trabajar en libertad.