miércoles, 1 de septiembre de 2010

Fiestas, resaca y ficción


La economía no es ciencia que presagie aconteceres económicos, no es futurología, sino que se debe dedicar a analizar el presente.
Con mucha lentitud, demasiada, despierta Ontinyent de una larga siesta que nos ha dejado un cuerpo más cansado  para iniciar de nuevo el trabajo, aunque fuere diferente al que antes tenía. Nos hemos batido con destreza para lograr unas magníficas Fiestas de Moros y Cristianos, como si con ellas dependiera nuestro futuro, se ha trabajado con mucho amor propio, como si expresáramos con tesón un quehacer productivo. Pero el despertar de la dulce resaca nos trae nuevas incertidumbres.
Y aquí es donde se encuentra uno de los graves errores: vivir de la borrachera a la resaca, de ver las cosas como me gustaría verlas a pensar que el mal momento pasará pronto. La realidad ha de verse con la mente clara, capacidad crítica y voluntad para adaptarse a ella, quiero decir que no tiene interpretación sino que está ahí aunque nosotros no la queramos reconocer. Hay que adentrarse en la selva de las mentiras y verdades a medias, moverse por terreno pantanoso con machete para apartar la vegetación que nos turba la visión a un palmo de distancia.
Al trabajador le falta el trabajo y sin incentivos poca economía genera. Al empresario y al autónomo no le llegan encargos ni pedidos, las posibilidades de subsistir su empresa son precarias. Así va disminuyendo la riqueza de empresas y familias, en muchos casos aumenta la pobreza de más personas.  
¿De dónde viene el mal? Conociendo su origen erradicaremos el problema. La mayoría dicen que el mal viene de los excesos del mercado libre, como aquella mentirilla que oíamos de pequeños de que los niños venían de París. Y entonces nos lo creíamos como ahora nos creemos la falacia del mercado. Es como si los "excesos" de un libre contrato entre dos partes fuese la causa de una borrachera -la crisis- y en la resaca esperamos que el mercado desaparezca. ¿Qué vendria después del libre mercado?
La economía no es ciencia que presagie aconteceres económicos, no es futurología, sino que se debe dedicar a analizar el presente. Sus deducciones son empíricas, por tanto se alejan de la realidad. Después los burócratas -muchos de ellos se autodefinen como políticos- dan los toques para hacer de mañana la posibilidad que ellos desean para sus intereses, lo malo es que muchos les creen. Recordemos que hace dos años, Italia estaba en los abismos y que su amigo Sarkocy iba a penar de envidia; o que la Comunidad Valenciana sería motor de la economía, por citar declaraciones de dos altos dirigentes políticos. Ambos mentían para arropar sus exclusivos y depravados intereses y desviar las iras que contra ellos dirigíamos muchos ciudadanos.
Trato de explicar con esta primera entrada  que por muchas mentiras que corran, la realidad no se puede disfrazar ni nadie nos la puede sustraer para que la busquemos y al fín la encontremos.
El beodo lo es porque quiere, nadie le obliga, y la reseca se alivia con dos aspirinas ...

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