"El mercado no es ni un lugar ni una cosa ni una asociación"La gran noticia económica de la semana ha sido el Pacto por la Economía que han firmado PP, PSOE, Bloc, empresarios, comerciantes, pero no los agentes sindicales. Los firmantes aseguran o confían que este pacto puede ser un motor que empuje nuestra precaria a cotas favorables para la inversión y el empleo. Todos han salido en la foto, pacto cumplido.
Entiendo que la mediocridad política que nos gobierna pase ratos bailando el agua para justificarse o entretenerse o haciendo ver a la parroquia que trabajan para que la economía resurja -los sindicatos también firmarán después del reportage huelguístico que se están zampando-. Pero sólo representantes empresariales poseidos de la ignorancia sobre el mercado están en condiciones de hacer un brindis al sol.
Hoy muy poquitos creen que la economía funciona en base a pactos políticos, empresariales o sindicales. Muy al contrario, la naturaleza del pacto interfiere en la libre decisión que multitud de individuos toman en el ámbito de cooperación en un proceso que se denomina mercado. "El mercado no es ni un lugar ni una cosa ni una asociación" decía L.V. Mises, es al mercado al que hay que favorecer desde el poder político y desde el ayuntamiento muy poco se puede hacer y ya va siendo hora de que lo hagan:
-simplificar ad infinitum la creación de cualquier empresa, o sea, eliminar toda dificultad
-suprimir tasas e impuestos de constitución, actividad, etc durante al menos 5 años
-defender los derechos fundamentales de los empresarios y trabajadores con más policía y mejor dotación
Esto es lo que puede hacer el ayuntamiento y, sobre todo, el gobierno central: defender el derecho a la vida, a la seguridad, al libre mercado y la libertad de contratos hasta la saciedad, porque en ese terreno nos movemos todos los ciudadanos, donde interactuamos y cooperamos líbremente, emitimos juicios de valor y actuamos según nuestras apreciaciones. En aquél sustrato de libertad se mueven individuos formados e informados con ánimo de cooperar y actuar, así son las fuerzas que determinan la disposición del mercado, siempre cambiante.
El Estado del Bienestar prolonga su sombra a todos los rincones de nuestra vida haciéndonos creer que de él surgiran todas las decisiones que solventen nuestra existencia. ¿Alguien cree que un Hospital, una oficina de Hacienda o de S. Social van a ser determinantes en la inversión de empresarios y en la contratación? Sin esas tres entidades hemos visto emerger la industria a la vez que se apagaba la agricultura, hemos vivido los vaivienes de los años 70, 80, 90 y ahora este iniciado en 2008 y aún no terminado. Una cosa común iguala esos períodos, el empuje de inversores y la inmigración de mano para el trabajo, nunca se ha tomado ninguna medida pública para los subidones de la economía. Otra variable común ha precipitado negativamente aquellos periodos: la pérdida de competitividad desde hace 40 años sin que nada se haya hecho para remediarlo. Pero los gobiernos no se atreven a hacer los cambios estructurales necesarios, antes al contrario, sus disposiciones intervencionistas a través de leyes y decretos merman constantemente nuestra libertad de acción.
Pactos famosos que han fracasado: el Constitucional basado en intereses partidistas en lugar de defender los derechos funtamentales de los individuos, los de la Moncloa donde empresarios y sindicatos se repartieron la tarta de las subvenciones para perdurarse en sus asociaciones y monopolizar el mercado del trabajo, el de Toledo donde se excluyó del mercado de las pensiones la libertad de cualquier ciudadano de capitalizar sus ahorros para disfrutar sin riesgos su jubilación.
Y ayer unos aprendices a la imitación nos quieren arreglar la economía del pueblo con unos nuevos pactos ... Que'l Nostre Senyor ens pille confessats.
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