Los políticos, locales incluidos, deben ponerse a nuestro lado, no para protegernos -paternalismo-, sino para defender nuestra propiedad de incursiones, que aunque legales son dictatoriales e injustas.Jorge Rodríguez, lider de la oposición (PSOE) del ayuntamiento de Ontinyent, quiere que Miguel Alonso, Exconcejal de comercio (PP) presida una comisión para dar salida al lío que la ley antitabaco ha provocado en la hostelería. La razón única que arguye Rodríguez es que Alonso es el que mejor conoce la ordenanza de terrazas para bares y restaurantes de la ciudad. Aquí la noticia.
No es normal la propuesta de Rodríguez pues implícitamente reconoce que nadie de su partido está mejor situado que Alonso en el tema de las terrazas. En una de sus escasas inclusiones ante los medios, Alonso presentó la actual ordenanza hace unos dos años. Con despótica arrogancia imprimió esta frase en el frontispicio de su incursión política: "no permitiré que los comercios habran al público el día de la Inmaculada Concepción".
Ley antitabaco y prohibir que los comercios trabajen el día de la Purísima nos convierten en criaturas a merced de estímulos externos, cuyas decisiones pueden ser manejadas por los gobernantes por medio de amenazas de fuerza o de ofrecimiento de recompensas. El tandem Alonso y Rodríguez olvidan que somos seres autónomos portadores de los valores que hemos creado y dotados de una voluntad libre, nada hay peor que nos traten como si fuéramos el medio útil para conseguir sus fines políticos y sociales. No se dan cuenta que el marco donde actúa la ley antitabaco y la ordenanza de terrazas es el de la incursión en la propiedad privada, donde se desarrolla y engrandece la libertad individual, esa propiedad que nunca debiera ser quebrantada por la ley, antes bién protejida.
El bar como el comercio pertenecen a la esfera de lo privado donde sólo sus dueños tienen derecho a elegir a su clientela y establecer los horarios que ellos quieran. Los políticos, locales incluidos, deben ponerse a nuestro lado, no para protegernos -paternalismo-, sino para defender nuestra propiedad de incursiones, que aunque legales son dictatoriales e injustas.
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