martes, 15 de febrero de 2011

Argumento moral contra Camps

  los políticos, que deben comportarse como verdaderas templos de pulcritud, honradez y ejemplo social, se esconden tras sus vergüenzas
Antón y Elena compraron con dinero hipotecario la vivienda donde iniciar su propio proyecto de vida. Cinco años después perdieron el trabajo y su reducto hogareño pasó a manos del banco prestamista.
A Saaràh se le acabó el tiempo de percibir el subsidio. Alimentaba a su familia de la caridad y de remover desperdicios de fruterías y contenedores. Como era insuficiente, de vez en cuando realizaba pillerías en forma de hurto en supermercados. Como actuaba por pura necesidad, la justicia no la tomó en cuenta cuando fué descubierta tomando lo que no era suyo.
Los cajeros de bancos trabajan a diario con dinero que no les pertenece, sin embargo no se les ocurre tomar unos céntimos de cada operación, insignificantes para el acreedor mientras aquél incrementa su bolsillo. Casos hay de cajeros duramente sancionados con multas e incluso cárcel.
Todos estamos sometidos al peso de la ley cuando nos apoderamos de lo que no es nuestro o no cumplimos con el contrato firmado.
Sin embargo, los políticos, que deben comportarse como verdaderas templos de pulcritud, honradez y ejemplo social, se esconden tras sus vergüenzas esperando que la legión de seguidores maquille el daño económico y moral que hacen con el dinero usurpado a los contribuyentes. Es el caso del presidente Camps que después de reconocer el pago de sus trajes con dinero ajeno se deja agasajar por sus acólitos para transmitir a sus conciudadanos que la corrupción bién adornada es de menor calibre.
Quizás no nos hubiésemos enterado si quién pagó los trajes no es persona inculpada en el caso Gurtel, pero Gurtel ha puesto en evidencia al president de la Genaralitat y éste debía haberse comportado como tal, es decir pidiendo disculpas y retirándose hasta el esclarecimiento de los hechos. ¡Cuánto espacio moral y electoral hubiese ganado!

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