El Tribunal Constitucional acaba de cometer otra obra indigna de tal Institución: legalizar Bildu.
Asumo motivos para esta radical afirmación:
-El Tribunal Supremo, de acuerdo con la Ley de Partidos y los informes de la policía vasca, la nacional y la guardia civil, dictó sentencia contraria a las listas electorales.
-Las encuestas de opinión colocan al terrorismo como la 2ª o 3ª preocupación de la mayoría de la población encuestada.
-Todos los informes confirman a Bildu como el alargado brazo de Batasuna/ETA.
-Nunca han manifestado condena y repudio a los asesinatos y atentados cometidos por la banda terrorista.
-La mera presentación de las candidaturas permite a Bildu tener acceso al censo, es decir, a las direcciones y datos personales de todos los ciudadanos censados en el País Vasco y Navarra. Esos datos podrán ser usados para amenazar, extorsionar, agredir e incluso matar a cualquier ciudadano.
-Los batasunos van a cobrar del Estado 270,90 € por concejal obtenido y 0,54 € por voto, más de 300.000 € sólo de las elecciones del 22-M. Podrán gestionar alrededor de 200-300 millones de euros desde los ayuntamientos y distribuir subvenciones a entidades afines.
-Tendrán acceso a las policías locales con el consiguiente riesgo contra la seguridad de los vecinos, podrán dictar ordenanzas y aplicar instrucciones contra la libertad en los ayuntamientos que gobiernen.
-Una vez más, el interés de un partido político, el PSOE, ha puesto en manos de sus acólitos del TC una decisión contraria a la voluntad de los españoles.
-Los derechos humanos, que deberían ser el principio fundamental donde se sustentan las leyes, han sido reemplazados por el interés partidista de la oligarquía PSOE en el poder para conseguir perpetuarse (seguirá contando con el apoyo del PNV en el Parlamento).
-Una vez más, las víctimas del terrorismo han sido burladas y ofendidas.
Ni comprendo ni comparto la decisión del TC. Sus componentes son elegidos por los políticos, es decir, está politizado, rinden pleitesía a quienes les deben sustento. Es hora de poner fín al inmenso poder del gobierno, es hora de liberar al tercer poder.
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