miércoles, 7 de septiembre de 2011

La enseñanza del español en Cataluña

 Tres familias pidieron que sus hijos pudieran estudiar en español en una escuela en Cataluña. Les negaron ese derecho, las familias presentaron su caso a la justicia y ganaron. Ahora el gobierno autonómico de Cataluña desdeña respetar la sentencia y el gobierno central parece respaldarlo. Es ver y no creer. ¿Qué diría Cervantes?
 Y qué dice cualquier ciudadano que actúa, decide, piensa y habla con absoluta libertad, sintiéndose incluso avalado por las leyes del Estado que, en teoría, deben garantizar la libertad de todos los españoles.
Y qué dice cualquier español cuando las autoridades se niegan a cumplir las leyes protectoras de la libertad individual.
Esta es mi opinión.
Los españoles nos movemos en torno a un territorio definido por el derecho natural, las leyes constitucionales y el derecho internacional. Sobre él, convivimos bajo el pacto de no agresión y respeto hacia los demás, sus ideas, confesión religiosa, sus preferencias, los acuerdos que realizamos las partes, la propiedad y, sobre todo, la vida. En definitiva, conocemos nuestros derechos como humanos que son los mismos que cualquiera de nuestros vecinos, los respetamos y queremos que nos respeten. Para ello exigimos a los gobiernos y parlamentos que eleven al rango de ley lo que es normal en la calle, que limiten las acciones que nosotros mismos hemos aceptado con el fin de que la libertad de cada uno sea la misma en cualquier parte del territorio. Leyes que en primera instancia protegen la libertad individual sin menoscabo de la libertad del otro.
La capacidad de elegir la lengua vehicular para la educación de mis hijos es mía, porque así lo establece la ley y no pido nada que la ley prohiba. Así mismo, la decisión que he tomado sobre la lengua vehicular no afecta ni daña la integridad ni la calidad educativa de los demás. Tengo la tranquilidad de vivir en un territorio donde las leyes protegen mi libertad y pienso que los poderes públicos velaran por la libertad mía y de mis vecinos por igual.
Sin embargo, esto no sucede en Cataluña. Los intereses de una parte de los partidos políticos se han puesto en contra de la defensa de la libertad de cada uno de todos los catalanes y quieren utilizar todo el poder institucional para defender sus ideas y atacar la libertad de sus ciudadanos.
Sin mediar voluntad, la mirada se dirige hacia personajes de la reciente historia de Europa que se sirvieron de la democracia para instaurar una tiranía: Adolf Hitler y Benito Mussolini, ambos procedentes de parlamentos democráticos, ambos con estrecha visión nacionalista de sus territorios que se sirvieron de las instituciones políticas para hacer persecución de los que luchaban por la libertad.
La democracia es la aspiración de las personas que queremos vivir en libertad, porque sus leyes posibilitan el estado de derecho que es el verdadero garante de la libertad individual. Pero es débil y falible, fácilmente conspirable por desaprensivos políticos que o no tienen conciencia de su responsabilidad o buscan la tianía. Por eso es necesaria la oposición y lucha constante contra los desaprensivos capaces de alterar el orden que los españoles hemos conseguido.
La defensa de la libertad debe poner en alerta permanente a nuestros políticos para que, sirviéndose de todas las instituciones del Estado, negocien primero y aplaquen luego los desmanes, en este caso nacionalistas, de quienes pretender conspirar contra la libre elección y determinación de los ciudadanos de España. Nos avala el Estado de Derecho contra los que se oponen a que elijamos en libertad la educación nuestros hijos.

No hay comentarios: