Con expectación seguí el discurso de investidura de Mariano Rajoy, ansioso por conocer medidas que nos liberen de este gran angostamiento de nuestros bolsillos. La verdad es que después de todo lo dicho sólamente va quedando un mínimo hálito de esperanza, porque las medidas siguen brillando por su ausencia.
Incluso las noticias sobre economía son muy prudentes a la hora de hacer conjeturas sobre el significado de ciertas incógnitas no despejadas tras el discurso. Y es que los 16.500 millones de reducción del déficit público se van a quedar en agua de borrajas si se cumplen las previsiones de FUNCAS sobre el cierre del año 2011, porque harían falta disminuir el déficit en 40.000 millones para llegar al final de 2012 con un déficit del 4,4 % como nos exige la Comunidad Europea. Me temo que será necesario transpasar las líneas rojas, tan temidas por la mayoría del pueblo socialista, que separan el estado del bienestar de nuestra libertad individual.
Aunque nuestro ayuntamiento está mucho menos endeudado que el gobierno de la Generalitat y el de España en términos relativos, también debe hilar fino en la confección del presupuesto. Aunque las señales que nos deja a su paso no son de auténtica contención del gasto municipal, siempre queda la esperanza de que la Navidad concite en nuestros ediles el bien hacer necesario para remediar el mal de todos los habitantes del pueblo, sin parcelas, sin favores.
Y con el deseo de los mometos felices junto a los más queridos, os deseo FELIZ NAVIDAD.
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