jueves, 29 de julio de 2010

Dejen Vds de borrar la Cataluña real ...



 He oido casi toda la intervención de Albert Rivera, de Ciutadans, en el Parlament a propósito del debate sobre la prohibición de las corridas de toros. Allí no se trataba sobre la cuestión animalista de la Fiesta, no lo duden. Se debatía la exclusión de signos españoles de la vida real, apartar de la vista aquello que recuerde a España, prohibir que un arte grandioso, la fiesta de los toros, pueda ser contemplada por quién lo desee.
Su intervención ha sido apología contra la hipocresía de los que hoy votan sí a la prohibición y mañana irán a cazar o pescar, ha denunciado los intentos de consellers que quieren prohibir la venta de gitanillas y banderas españolas en Las Ramblas o la de inmiscuirse en los quehaceres de los taxistas de Barcelona cuando portaban banderas de España celebrando la victoria mundialista de nuestra selección.
Pero si ha habido un canto este ha sido por la libertad de elección de los gustos de cada cual, por la libertad de contratos que líbremente han sido negociados y autorizados, y por el modelo de sociedad que presenta al individuo como centro de todas las decisiones libres, modelo del que la izquierda tripartita se aleja cada vez más hacia la sociedad colectivizada y programada desde aquél Pacte del Tinell.
Yo viví la Barcelona de los 70-80, cosmopolita, la más europea de las ciudades españolas, la primera en industria química y farmacéutica, metalúrgica, marketing y servicios, pero sobre todo cultural. Ya no es la misma.  Fer país ha ganado a la internacionalización.
Los nacionalistas han persistido en su ensimismamiento hasta el grado de aldeanismo y han alcanzado la pérdida de libertad para sus paisanos en relación al resto de españoles. CIU, PSC, Esquerra, Comunistas son tan excluyentes como cualquier nacionalismo radical tan en boga en el s. XX y principios del XXI, que sólo produjo malestar y pobreza.
 Con la libertad del individuo como única bandera, yo votaría a Ciutadans si viviera en Cataluña. Aquí seguiremos padeciendo la incompetencia de gobiernos en su lucha por ayudar al fracasado y de la oposición ayudando a que los adolescentes triunfen, para ver si les votan.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuál es la "Cataluña real"? ¿Quiénes la conforman? ¿El Parlament de Catalunya no representa a esa "Cataluña real? ¿Tampoco la Asamblea de Madrid, con doña Esperanza en lo más alto, representa a la Comunidad de Madrid? Triste esta deriva antidemocrática del españolismo eterno. Soy español y los toros no me representan. El debate es otro, no identitario. La tauromaquia en Catalunya es tan minoritaria como el PP.

Mime dijo...

La Cataluña real es la de la calle, formada por personas que tienen capacidad para pensar, decidir y actuar líbremente. Frente a ella, la Cataluña representada en el Parlament cuyos actos políticos están basados en el victimismo amoral y la coacción permanente. El Parlament representa a su secta cuando legisla contra la libertad de los que quieren ejercerla.
"... y los toros no me representan".
Los animales no se representan ni a sí mismos.
“La tauromaquia en Catalunya es tan minoritaria como el PP”,
ergo eliminemos al PP como todo aquello que es minoritario: la pesca deportiva, la caza, las carreras de caballos, el atletismo, … los grupúsculos que no me gustan, los individuos malpensantes, y lo más fácil, eliminemos al individuo discrepante y configuremos el grupo progresista para que resuelva el futuro del planeta.
“El debate es otro, no identitario”. Ahí das en el clavo, anónimo español, porque lo que pretende el Parlament es eliminar la identidad impar, diferenciada y personal por la colectiva, única, impersonal, dirigida desde un grupo superior que suplante la voluntad libre de cada persona por el capricho excluyente de los que mandan, convertir ciudadanos libres en súbditos.

Anónimo dijo...

"La Cataluña real es la de la calle, formada por personas que tienen capacidad para pensar, decidir y actuar líbremente".
Y esos mismos son quienes, con su voto, tendrán la oportunidad este otoño de refrendar o no a los partidos que han apoyado o no la prohibición de los toros. Así es la democracia. Lo otro es enredar y erigirse en portavoz de una "Cataluña real" que se manifiesta a través del voto individual de cada ciudadano. Así de sencillo.