Es noticia que el Ministerio de Industria ha impuesto una sanción a la cadena de radio y televisión Intereconomía por la edición de un vídeo que el Ministerio ha catalogado de homófobo, es decir contra los homosexuales.
Industria estima que este vídeo vulnera un artículo de la ley que incorporó al ordenamiento jurídico una directiva comunitaria que define lo que es publicidad ilícita en materia de atentado contra la dignidad o discriminación por razones de sexo, raza, etc.
La infracción es por desacato a una ley administrativa que permite al ejecutor -ministro en este caso- actuar según la ideología reinante. En las dictaduras también existen leyes civiles hechas para castigar a los que molestan al régimen. ¿Cúanta gente pisó los cuartelillos de la policía, sufrió insultos denigrantes y palizas y padeció sentencias además de sanciones económicas porque el censor actuaba amparándose en normas del Ministerio de Información?
La pregunta es por qué Industria o quien se sienta aludido por el vídeo, no ha utilizado el juzgado de lo penal para que el juez dicte sentencia, oidas todas las partes.
El Código Penal es una ley basada en principios morales generales, reconocidos de antemano por todos los ciudadanos. Las normas administrativas son arbitrarias, se aplican sobre personas que desconocen su existencia y no están sujetas a la ley formal o natural.
El Estado debería limitarse a establecer reglas aplicables a situaciones generales, basadas en principios éticos y comportamientos conocidos de antemano por cualquier ciudadano. Es de ley exigir al Estado que garantice nuestra libertad con leyes iguales para todos aplicadas por jueces independientes.
En el caso de Intereconomía, el Estado preve la incidencia que pueden tener sus actos basados en normas restrictivas y limitadas a los intereses de un legislador que no es el representante del segundo poder de la democracia, el legislativo representado por el Parlamento. Los afectados por estas normas no pueden elegir líbremente convirtiéndose en instrumentos del legislador para sus propios fines. Se convierte el Estado en una institución "moral", de la misma manera que el estado nazista, comunista, franquista, castrista ... mientras que el estado liberal no lo es.
El relativismo moral lleva a estas contradictorias paradojas.
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