"El municipio es la única asociación tan identificada con la naturaleza, que allá donde hay hombres reunidos se forma espontáneamente un municipio."
Alexis de Tocqueville
No es necesario el esfuerzo del hombre para crear un municipio, está en la misma naturaleza del hombre. Si bién el municipio existe desde que hay hombres, la libertad municipal es rara y frágil. La nación española tiene una incipiente formación democrática, parece que con las leyes, las costumbres y con personas cada vez más formadas, la dificultad para lograr la independencia municipal lejos de estar disminuyendo se encuentra más y más atrapada por los legisladores: de entre todas las libertades, la municipal es la más expuesta a las invasiones del poder.
Estas invasiones llegan desde el poder ejecutivo en forma de regateos al propio derecho de las personas instaladas en el municipio. Nos falta orgullo para descubrir lo que se nos niega, nos falta formación para adquirir conocimiento, pero también nos falta el tiempo que aún no ha pasado para consolidar las nuevas costumbres.
Si se entienden estas afirmaciones, es más fácil asumir que es en el municipio donde reside la fuerza de los pueblos libres. Decía Tocqueville que "las instituciones municipales son a la libertad lo que las escuelas primarias a la ciencia" en el sentido que son las escuelas las que ponen a la ciencia al alcance del pueblo.
Pero la libertad municipal está en cierto modo atrapada por las injerencias de los poderes legislativo y ejecutivo. Me voy a referir a las cuestiones económicas.
El Producto Interior Bruto por habitante en Ontinyent en 2010 no creo que supere los 24.000 €, lo que aporta el PIB de nuestra ciudad al PIB español puede estar alrededor de 850 millones €, quizás menos.
El presupuesto municipal es de 29,3 millones €, es decir, el 3,4 % del PIB de Ontinyent. Incluye la recaudación municipal y las transferencias de otros organismos del Estado. Pués bién, lo que el Estado aporta a las arcas municipales en 2010 es de 10,4 millones €, o sea, el 1,2 % de todo lo que Ontinyent produce.
El sector productivo de la ciudad -empresas, trabajadores y autónomos- aporta a las arcas públicas a través del IRPF e impuesto de sociedades no menos de 60 millones de € y lo que el Estado recauda por IVA de los ciudadanos de Ontinyent unos 80 millones de €. O sea, el Ministerio de Hacienda recauda de los ontinyentins alrededor de 140 millones de €, y nos devuelve en forma de transferencias al ayuntamiento 10,4 millones de €, el 7,4 % de todo lo que pagamos al fisco. Aporta, además, infraestructuras y servicios: carreteras, policia, ejercito, educación, justicia. Si el Estado no puede aportar más es porque su Administración es otro animal de descomunal dimensión, empobrecedor e innecesario: duplicidad de competencias, funcionarios fotocopiados, gastos supérfluos, etc, etc, etc.
De Sanidad sólo decir que de las cuotas de Seguridad Social que pagamos, otros 50 millones €, todo indica que no es gratuita y las pensiones ya no las pueden pagar, por eso el decreto de congelación aprobado hoy en el Parlamento.
Insisto: el Gobierno de España, La Generalitat y la Diputación tienen bién atrapado al municipio de Ontinyent. Desatienden necesidades básicas en infraestructuras, ofrecen dinero cual propina (Plan E) para obras, muchas no demandadas por el municipio (semáforos, aceras, pistas de paddle, etc) y lo que llega como transferencias de capital es más propio de caciques y tiranos que de gobernantes respetuosos con la libertad municipal.
Todo lo que el Estado recauda en impuestos debería ir a gastos necesarios e infraestructuras que ofrezcan los mismos servicios iguales para todos los ciudadanos. Todo lo que nos detraen para gastos superfluos, subvenciones y ayudas sería dinero mucho más provechoso en manos de sus verdaderos propietarios. La política intervencionista de todos los gobiernos perjudica al ciudadano, en su libertad, iniciativa y prosperidad.
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