El monumental cabreo al regreso de Madrid sin haber podido empezar ninguna de las dos gestiones que debía haber realizado son el motivo de este post.
Huelga en el Metro.- La huelga no es ningún derecho fundamental. La libertad de acción y de pensamiento sí es un derecho. No hace falta ninguna ley que diga cómo debo hacer después de elegir líbremente, basta con querer ir a trabajar para que nadie lo impida. La huelga no está regulada por ley, pero sí está penalizada como delito la coacción, el impedimento, la violencia, la agresión sobre ninguna persona por el hecho de querer ir atrabajar. Y todos esos sindicalistas parasitados en el mundo sindical que actúan con intimidación y violencia como justificantes de sus acciones políticas deben ser denunciados por quienes tienen la obligación de velar por nuestra seguridad: los políticos. El partido socialista ya lo ha hecho inhibiéndose, claro, pues son hermanos de clase obrera unidos en la lucha contra el capital representado por la derecha, el rintintin decimonónico del marxismo incrustado en cerebelo reivindicativo. Esto no tiene ningún sentido en el siglo XXI.
La derecha veremos si sigue pasteleando con los sindicatos. De momento en Madrid Esperanza Aguirre tiene ante sí enviar cartas de despido por los incumplimientos de trabajo (el Metro de Madrid es empresa pública que depende de la Comunidad) y poner ante el juzgado a los violentos agresores contra el derecho a la integridad física de las víctimas (es la máxima responsable del Gobierno de la Comunidad). Debe hacerlo, es un problema político que se emprende con acciones públicas.
Las que hemos ido y vuelto en menos de 10 horas sin provecho estamos con el enfado y la crispación del trabajo impedido por terceros y con la cartera un poco más esquilmada sin posibilidad de recuperar.
Los sindicatos conquistaron las vacaciones, también consiguieron las pagas extras para los trabajadores y trabajadoras. Y ahora nos van a sacar de la crisis económica. Porca misseria ...
1 comentario:
Ya verá como la liberal Aguirre, si puede pactar con los sindicatos, acábará sin aplicar la ley. País de componendas. Es como en Ontinyent con los moros y cristianos: son intocables por toda autoridad y mira que causan molestia. Aún espero conocer alguna sanción, por pequeña que sea a alguna comparsa por sus excesos. País de componendas.
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