Es la hora de acordarnos de Japón. Es momento de recogimiento, no importa distancia, no importan razas, no importan culturas, todos somos personas humanas, iguales por nuestra condición de humanos.
Pensar en una catástrofe de la magnitud que ha asolado el NE de Japón se produzca en tierras más próximas, nos acerca a los afectados porque también nosotros podríamos ser las mismas víctimas que hoy sufren las pérdidas humanas y materiales que nuestros hermanos japoneses padecen.
Debemos los humanos saber que la razón y el conocimiento que hemos adquirido con la observación de nuestro alrededor y la investigación de sus causas no lo es todo en nuestras vidas. La naturaleza que nos rodea es una desconocida en la mayor parte de sus improvisaciones. Sabemos que está ahí, que puede desatar sus fuerzas en cualquier momento, pero no sabemos cuándo. Somos papel de fumar a merced del viento.
Los japoneses son personas muy disciplinadas, han aprendido adaptarse y sobreponerse en un territorio hostil. Mi reconocimiento, apoyo y cariño para superar este complicado y difícil momento.
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