con la incursión de la política en los barrios evolucionó la corrupción: con dinero del ayuntamiento se subvencionaba a las asociaciones porque aportaban votos, como pago por los servicios prestadosSiempre he pensado que las asociaciones vecinales son apéndices silentes de los partidos políticos.
El movimiento vecinal en Ontinyent data del tardofranquismo y como casi todo lo que se movía contra el franquismo, tuvo su impronta política. Se inició, con el miedo propio del momento, con pequeños grupos de jóvenes trabajadores y el apoyo esporádico de algunos universitarios guiados todos por el ansia de lograr la libertad secuestrada. El promotor y muñidor de las células que se iban constituyendo fué el partido comunista con todas sus variantes (leninistas, maoistas, marxistas, etc) y más tarde las incipientes CCOO.
El movimiento vecinal tomó forma a mediados de la década de 1970. El barrio de San Rafael actuó con dinamismo. La izquierda se hizo con la junta directiva dominada por el partido socialista y por el comunista y constituyó el fondo de votos para que el gobierno socialista apoyado por los comunistas lograran la alcaldía.
Anteriormente las asociaciones de vecinos eran fundamentalmente de barrio y se constituían para organizar su fiesta. Pero con la incursión de la política en los barrios evolucionó la corrupción: con dinero del ayuntamiento se subvencionaba a las asociaciones porque aportaban votos, como pago por los servicios prestados, modelo hoy tan corriente que ya es costumbre incluir en los presupuestos subvenciones generalizadas a todo el que se reune.
La Associació veïnal El LLombo también tiene su origen, al principio, en organizar su fiesta. Al poco tiempo PSOE y Bloc se hacen con el poder pues es manera de promoción política ... con subvención incluida. Se constituye en modélica asociación reivindicativa, editan su boletín con cierta periodicidad y promueven su fiesta por todo el pueblo. Y estos dias nos enteramos que la Associació no quiere hacer fiestas, precisamente el lado más atractivo de su actividad anual para el resto de Ontinyent, ¡porque el ayuntamiento les ha retirado la subvención!
La asamblea constituida por 30 personas, decidiendo por todo el barrio (2000, 3000, 4000 personas) no quieren fiestas porque no hay subvención. La junta directiva tenía otra salida mucho más digna: presentar la dimisión para los que quieren fiesta la promuevan.
No estaría mal que los partidos políticos del ayuntamiento promocionasen que con la escasez y pobreza se acabaron las subvenciones. Este argumento de gran complejidad para algunos zoquetes lo entendería casi todo el pueblo.
¡Inténtenlo de una vez!
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