La manifiesta incompetencia empresarial de la Junta Directiva de COEVAL, se traslada al terreno político. La noticia aparece en Levante EMV, pagina 15, pero no en las ediciones digitales para que el lector la lea íntegra.
"Ocho puntos deben guiar la campaña electoral" dicen los directivos. Les encantaría poder sentar las bases de la campaña, para ello recomiendan que "exista mayor colaboración entre la clase política" para generar "un clima favorable de convivencia" que permita "dejar a un lado la crispación existente". Los ayuntamientos gobiernan, la oposición critica y los gobiernos se defienden, a cara de perro si es necesario.
COEVAL está formada por empresarios, todos ellos con problemas para mantener sus empresas. Los problemas empresariales hoy son estructurales, no dependen tanto de los empresarios como de las medidas políticas tomadas por los gobiernos, desde el municipal hasta el central. En el ámbito comarcal, COEVAL se ha convertido en el intermediario para obtener subvenciones, renunciando a reivindicar la empresa como único medio de creación de empleo y a negociar las condiciones para que los empresarios encuentren más libertad en el mercado. En este sentido dirige bién la recomendación de que los ayuntamientos renuncien a la empresa pública y que los servicios administrativos y urbanísticos intramunicipales sean negociados con empresas privadas, todo ello para reducir el déficit que nos afecta a todos los vecinos. Lo dice, sí, esa Junta Directiva, pero no lo negocia.
Propone, además, COEVAL que "los cargos políticos se asignen en función de criterios técnicos de cualificación profesional, para mejorar la gestión y la dirección". Esta directiva predica que las instituciones políticas estén regidas por profesionales de valía, por ejemplo, Pedro Almodovar sería buén ministro de cultura, el jefe de la unidad de cuidados paliativos de un hospital el mejor ministro de sanidad, etc. El General Franco elegía gobiernos de tecnócratas para ejecutar la política que el militar les ordenaba. No digo más.
COEVAL descalifica de antemano las personas que ejercen la política, democráticamente elegidos por el pueblo. ¿Es mejor alcalde un ingeniero que un camionero? ¿El concejal de cementerio debe ser suministrador de servicios funerarios? La única base humana para ejercer la política está basada en la moral, el respeto y la libertad.
Con estos mimbres, la Mancomunitat y los ayuntamientos que resulten elegidos el 22 M deberían tener muy en cuenta las reflexiones de COEVAL en política. Si aspiran a ser asesores, que monten ellos el negocio, pero con su dinero y sin trampas subvencionadas, a ver lo que duran.
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