sábado, 26 de noviembre de 2011

La venta de patrimonio alivia deudas

 la actual crisis económica inca sus raices en el extraordinario incremento del gasto público, en la nula promoción del ahorro que es el principio de nuevas inversiones
Que nadie dude que la economía es la madre de todas las ciencias. Y la libertad para decidir que es lo que nos conviene cuando tomamos decisiones es el motor de la economía.
Tampoco conviene despreciar al movimiento de las ideas que se oponen a la contundente y nada edificante actuación de los poderes del Estado en contra del ejercicio de la libertad que se manifiesta en leyes a las cuales  tememos, no tanto por el respeto que se merecen sino por el castigo que implícitamente acompaña su promulgación. En ese movimiento pro-libertad me muevo y se enfrentan a mis ideas un batallón de personas que prefieren el Estado protector, el que castiga nuestra ganancia con impuestos injustos, el que compra patrimonio y crea empresas con dinero usurpado de nuestros impuestos, el que promociona nuestra felicidad y nos impide que los actores elijamos lo que nos conviene.
No olvidemos que la actual crisis económica inca sus raices en el extraordinario incremento del gasto público, en la nula promoción del ahorro que es el principio de nuevas inversiones, en la expansión del crédito debido a la irresponsabilidad del Banco Central Europeo manteniendo unos ficticios intereses del dinero a la baja.
Algunas noticias esperanzadoras asoman en los medios de comunicación con la llegada del PP al poder. Ya habrá tiempo para criticar las medidas erróneas e innecesarias para paliar la crisis, que las habrá a buen seguro. Pero la venta de patrimonio del Estado es muy buena noticia, como lo hizo primero Felipe González y luego Aznar vendiendo el Instituto Nacional de Industria, INI, para aliviar al Estado de las cargas económicas que le agobiaban. La venta de la red de Paradores Nacionales supone hacer caja y eliminar una de las competencias desleales primorosas, que el Estado recauda impuestos de las empresas de hostelería y con ese dinero hace la competencia a los hosteleros legalmente instalados, vergonzante.
Sería conveniente que nuestro ayuntamiento mirara de reojo al futuro gobierno de la nación y copiara estas medidas para aliviar nuestra deuda y nuestro déficit presupuestario para el beneficio común de todos lo ontinyentins.

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